"Déjame sueltas las manos"
Déjame sueltas las manos
y el corazón, déjame libre!
Deja que mis dedos corran
por el camino de tu cuerpo.
La pasión –sangre, fuego, besos–
me incendia a llamaradas trémulas.
Ay, tu no sabes lo que es esto!
y el corazón, déjame libre!
Deja que mis dedos corran
por el camino de tu cuerpo.
La pasión –sangre, fuego, besos–
me incendia a llamaradas trémulas.
Ay, tu no sabes lo que es esto!
Es la tempestad de mis
sentidos
doblegando la selva sensible de mis nervios.
Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!
Es el incendio!
Y estas aquí mujer, como un madero intacto
ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas
hacia tu cuerpo lleno, como la noche de astros!
doblegando la selva sensible de mis nervios.
Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!
Es el incendio!
Y estas aquí mujer, como un madero intacto
ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas
hacia tu cuerpo lleno, como la noche de astros!
Déjame libres las manos
y el corazón, déjame libre!
Yo solo te deseo, yo solo te deseo!
No es amor, es deseo que se agota y se extingue,
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
pero estás tú,
estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes a la tierra viniste–
como yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!
y el corazón, déjame libre!
Yo solo te deseo, yo solo te deseo!
No es amor, es deseo que se agota y se extingue,
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
pero estás tú,
estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes a la tierra viniste–
como yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!
Pablo Neruda “Déjame sueltas
las manos” in “El hondero entusiasta” (1933)
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